Ayuda inmediata ante la crisis en Ucrania
Lo más destacado
En los meses posteriores a la invasión de 2022, seis millones de personas huyeron de Ucrania en busca de un lugar seguro.
Los anfitriones abrieron las puertas de sus hogares para ayudar a que Airbnb.org cumpliera su compromiso de ofrecer alojamiento temporal a 100 000 personas.
En la semana después de que Rusia invadiera Ucrania, el artista y anfitrión Rafał pudo sentir el impacto en su ciudad natal de Breslavia, en el suroeste de Polonia. Cajas de suministros donados se amontonaban afuera de un centro cultural ucraniano en su vecindario. Oyó hablar ucraniano en las calles y en las tiendas.
Pronto, tres familias de Ucrania habían reservado estancias de un mes, consecutivas, en la casa que anuncia en Airbnb. Preocupado por cobrarles a las personas que huyen de una guerra, Rafał se puso en contacto con el servicio de atención al cliente de Airbnb, se enteró de que Airbnb.org podría subsidiar sus esfuerzos y se registró.
Según el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, casi 7 millones de personas huyeron de Ucrania en los seis meses posteriores a la invasión de febrero de 2022. Millones de familias llegaron a ciudades de toda Europa con pocas maletas y sin saber cuándo podrían regresar a casa.
En respuesta a la crisis, Airbnb.org pidió ayuda a las organizaciones sin fines de lucro y a la comunidad mundial de anfitriones para ofrecer alojamiento temporal a hasta 100 000 personas que huían de Ucrania.
Desde entonces, Airbnb.org logró cumplir su objetivo, y todo gracias al generoso apoyo mundial de la comunidad de anfitriones, de las personas que han hecho donativos a través de Airbnb.org y de las organizaciones humanitarias que han ayudado a la gente in situ.
Algunas personas que respondieron a la convocatoria, como Rafał, son anfitriones de Airbnb desde hace mucho tiempo que ofrecen alojamientos con un descuento mediante Airbnb.org en estos momentos de crisis. Por otro lado, están las 40 000 personas que se inscribieron en Airbnb.org para ofrecer a los refugiados alojamiento gratuito o a un precio reducido. Uno de esos nuevos anfitriones es Mary, una científica de datos estadounidense que vive en Berlín.
Encontrar una forma directa de ayudar
Rafał asegura que la invasión de Ucrania dejó a todos sus conocidos de Polonia en estado de shock. Sin embargo, le sorprendió la rapidez con la que sus amigos y vecinos actuaron ante la afluencia de personas que huían de la guerra. La gente donó alimentos en la estación de tren de Breslavia e hizo acopio de artículos de primera necesidad para entregarlos en la frontera con Ucrania.
Él comenzó a organizar un evento musical benéfico con sus compañeros, pero quería ayudar de una forma más directa. “Debe ser lo peor que podría pasarte: no tener un lugar para quedarte, un lugar para dormir, un lugar a donde volver”.
Rafał sigue anunciando su casa a través de Airbnb.org para acoger a personas que deben desplazarse por distintas crisis. Además, ha colaborado como intérprete de polaco en los webinarios de Airbnb.org.
Ofrecer un espacio seguro
En Berlín, que se encuentra a unos 350 kilómetros al noroeste de Breslavia, Mary seguía las noticias sobre la invasión de Ucrania. Cuando vio la convocatoria de Airbnb.org en internet, anunció su departamento para ofrecerlo de manera gratuita.
Una persona de la Organización para el Refugio, el Asilo y la Migración (ORAM), una de las entidades que colaboran con Airbnb.org, se ofreció a echar una mano. Como han documentado muchos medios de comunicación, la difícil situación social a la que se enfrenta la comunidad LGBTQ+ en Ucrania y algunos países circundantes ha aumentado la vulnerabilidad de los miembros de este colectivo que han tenido que desplazarse durante el conflicto. El equipo de ORAM le preguntó a Mary si podían quedarse en su casa dos personas transgénero.
Mary estaba encantada de recibir a huéspedes LGBTQ+. “Sabía que en mi departamento podía ofrecerles un espacio seguro”, cuenta.
Estrechar lazos
Poco después de que los primeros huéspedes de Mary se marcharan, llegó Dima, que se quedó dos semanas en su alojamiento. Este veinteañero gay vivía en Kiev cuando los rusos comenzaron a bombardear la ciudad. Una organización de base llamada Safebow los ayudó a él y a su gato Peach a llegar a Berlín cruzando Polonia. Ahí, ORAM le buscó un lugar donde vivir y le ayudo a registrarse en los servicios sociales.
Después de un viaje lleno de obstáculos, para Dima fue un alivio llegar al apartamento de Mary. “Los primeros días tenía las emociones a flor de piel”, asegura. “No sabría decir qué parte fue la más importante para mí: estar en un espacio seguro o el simple hecho de darme cuenta de la cantidad de apoyo que estaba recibiendo”.
Mary estuvo fuera de la ciudad la primera semana que Dima se quedó en su alojamiento. Pero, en cuanto regresó a Berlín, se llevaron de maravilla. Pasaron horas sentados en la mesa de la cocina, comiendo juntos y compartiendo cervezas. De hecho, cuando él se mudó a otro departamento, siguieron en contacto.
“Aquí tenía que partir de cero, y quedarme con ella esos primeros días lo cambió todo”, recuerda Dima.
Una ayuda que cambia vidas
Mary sigue reflexionando sobre lo fácil que se sintió compartir su espacio. “Lo que hice no tiene nada de especial”, insiste. “Me arriesgué. Realmente no fue muy inconveniente”.
Lo compara con las historias que sus invitados han compartido: “Pienso en tener que lidiar con [cosas] en un lugar totalmente extraño, donde no elegí estar, separado de mi familia. Eso es impresionante. Debe ser muy difícil ”.
Mary no esperaba hacer amistad con sus huéspedes, pero está encantada con el sentido de comunidad que se desarrolló.
“Muchas veces, no llegamos a cosechar lo que sembramos con esfuerzo”, dice. Pero, a través de esta acción, sabía que podía marcar la diferencia en la vida de al menos una persona”.
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En los meses posteriores a la invasión de 2022, seis millones de personas huyeron de Ucrania en busca de un lugar seguro.
Los anfitriones abrieron las puertas de sus hogares para ayudar a que Airbnb.org cumpliera su compromiso de ofrecer alojamiento temporal a 100 000 personas.